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Nadín
Ospina
Bogotá,
1960. Allí vive y trabaja
Su
trabajo nos permite apreciar la forma más sutil de violencia de la
representación: la capacidad de apropiación y superposición de los
acervos y tradiciones culturales por parte de los núcleos de poder
de la imagen y la comunicación en esta era de cultura global. La imagen
"Disney", o todas las formas actuales de dibujos animados con su esquematismo
y eficacia comunicativa, contaminan y se funden con los universos
rituales y religiosos de la imagen, llevando incluso estos a un único
código de representación.
"Príncipe
de las flores" (2001) es una escenografía del museo contaminado,
un registro subversivo de la imposibilidad de sustraerse al dominio
del espectáculo. Tanto en la forma de presentación, como en el propio
cuerpo de la imagen, todo se impregna del espíritu del parque temático
de diversión de masas. También el museo, e incluso el que parecía
menos contaminable por su temática, el museo arqueológico.